Me han enseñado a no rendirme, a no sentime fracasada jamás,
a levantarme cada vez que me caigo,
a evitar cometer los mismos errores una y otra vez.
A no dejar que nadie me haga daño.
Me han enseñado a ser fuerte y a luchar por lo que quiero.
Me han enseñado a perseguir un sueño hasta el final.
A decir "venga" cuando estoy mal, a sacar una sonrisa SIEMPRE.
A corregirme a mí misma, a decirme "para"; a controlarme.
A abrir los ojos fuerte y conseguir evitar llorar, para así, poder hacer sentir bien a los demás.
Pero bueno, la vida al final pone a cada uno en su lugar, ¿no?
Y es que la vida es injusta y muchas veces también triste, pero solo se trata de ser feliz,
y si no lo consigues, al menos haz que los que están a tu lado lo sean y de ese modo tú también lo serás.
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